Después del perro, el sofá se podría considerar el mejor amigo del ser humano. Es probablemente el lugar en el que pasamos más horas de nuestro día a día, ya sea viendo un maratón de películas, disfrutando de la cena después de un duro día de trabajo, leyendo un buen libro o simplemente echándonos una breve (o no tan breve) siesta. A la hora de elegirlo, muchas veces nos olvidamos de que «lo importante es el interior» y caemos en el error de fijarnos únicamente en su diseño y tamaño, pasando por alto otros aspectos cruciales como la densidad de su espuma. No obstante, este factor es fundamental si queremos hacernos con un sofá cómodo en el que no tengamos que dejarnos la espalda cada vez que nos sentamos y que, además, nos dure muchos años.

En este artículo, analizaremos las diferentes densidades de espuma del mercado y te guiaremos para que encuentres la densidad más adecuada para tu sofá. Porque tu mejor amigo se lo merece, ¿no crees?

Pero primero, ¿qué es la densidad de la espuma?

Cuando hablamos de «densidad de espuma» en sofás, nos referimos a la cantidad de gramos de espuma que se concentran en cada centímetro cúbico de este mueble. Se mide en kilogramos por metro cúbico (kg/m3) y no solo influye en la firmeza de un sofá, sino también en su durabilidad y flexibilidad. 

La densidad está directamente vinculada al grosor de la espuma: a menor densidad recomendamos mayor grosor para mejorar su durabilidad. A mayor densidad, los gruesos requeridos son menores.

 Dicho esto, y ahora que la terminología está clara, es momento de presentar los tres tipos más comunes de densidad de espuma que existen. ¡Toma nota!

Espuma de baja densidad

La espuma de densidad más baja  suele ser alrededor de los 20 kg/m3. Este tipo de espuma no es recomendable para asiento ni para colchón de adulto ya que, dada su baja densidad, se deforma con el peso de un adulto con bastante rapidez. En tu sofá la podrías elegir como espuma de respaldo. En Espuma a medida la recomendamos para colchones de cuna, camas para perros pequeños y medianos o respaldos de sofá blandos para uso ocasional.

Espuma de densidad media

Continuamos con un tipo de espuma más densa y más usada en el mundo del sofá: la espuma de 25 kg/m3. Se puede utilizar tanto para asientos como para respaldos firmes. En caso de usarla como asiento, es importante que ésta tenga un grosor mínimo de 10 cm ya que si fuera inferior, con el deterioro del propio uso, se acabaría notando la estructura del sofá bajo la espuma. La densidad media la recomendamos  para sofás cama o asiento de sofás de exterior y sofás convencionales de uso diario.

sofá de exterior

Espuma de alta densidad

Y llegamos a la densidad más alta para sofás. Ésta puede ir desde 30 kg/m3 hasta 55 kg/m3, siendo estas las de mayor uso cuando se requiere de una durabilidad larga y no se requiere una gran comodidad ya que, dada su firmeza, no suelen ser los más cómodos. A éstas espumas, para mejorar la comodidad, se recomienda aplicar otra espuma de muy alta densidad (50-55kg/m3) llamada viscoelástica que se caracteriza por su extrema suavidad y la capacidad que tiene para adaptarse al cuerpo. De esta manera conseguimos un asiento de gran calidad y super cómodo. También se recomienda la espuma de alta densidad en sofás que que reciben mucho tráfico, como los que encuentras en las salas de espera de los comercios, ya que son muy resistentes.  ¿Contras? Al ser una espuma de alta densidad, no es la más económica. Al ser firme no es muy cómoda a no ser que le añadas viscoelástica.. ¿Pros? Durabilidad, resistencia y calidad..

Mitos relacionados con la densidad de la espuma en sofás

Cuando se trata de sofás, la densidad de la espuma es un tema rodeado de mitos y confusiones que pueden llevar a tomar decisiones equivocadas al elegir el mejor modelo. ¿Es cierto que una menor densidad implica un sofá más grueso? ¿O que la espuma de baja densidad siempre es de mala calidad? Desmintamos algunos de los mitos más comunes relacionados con la densidad de la espuma para que puedas tomar una decisión informada y encontrar el sofá perfecto para ti.

Mito n.º 1: la densidad y el grosor son lo mismo

¿Has escuchado alguna vez eso de que cuanto más densa sea la espuma, más grueso deberá ser el relleno de tu sofá? Pues sentimos decirte que te han metido una idea errónea en la cabeza. La relación entre grosor y densidad es justo la contraria: a mayor densidad se necesita un grosor menor. O, lo que es lo mismo, si utilizas densidades bajas tendrás que aumentar los grosores de las espumas. La densidad está relacionada con la resistencia y la capacidad de soportar peso sin deformarse; el grosor, en cambio, es la altura total que tiene desde la base hasta la parte superior cuando está colocado en una superficie plana.

cortes de goma espumas

Mito n.º 2: la espuma de densidad baja es de mala calidad

De eso nada, monada. Es cierto que la espuma de baja densidad no se recomienda en sofás de uso diario, pero eso no quiere decir que sea de mala calidad, sino que está diseñada para otros fines. Este material, además de los usos que te hemos mencionado antes, también sirve para colchones deportivos o de viaje, como los que colocamos en las tiendas de campaña.

Otras consideraciones a la hora de elegir un sofá

Lo de la densidad ya está claro, ¿no? Pues ahora que ya hemos elegido el interior de nuestro sofá, podemos centrarnos en otros aspectos más visuales, como la estructura, el diseño o el tejido. 

  • Estructura del sofá: ¿madera o metal? ¿metal o madera? Aunque hay otros, estos son los materiales más comunes para el armazón de tu sofá. Ambas son buenas opciones, sin embargo, los sofás de metal se deterioran antes en climas húmedos.
  • Chaise Longue, ¿sí o no?: esta decisión trae cola. En nuestra opinión, dependerá del espacio y distribución de tu salón o del lugar en el que quieras colocar tu sofá. Su diseño es muy actual, pero en espacios demasiado pequeños puede resultar poco práctico.
  • Sofás baratos: en la mayoría de los casos, los sofás baratos se fabrican con escasos materiales de buena calidad. Esto implica que utilizan capas de espuma de baja densidad y muy finas (para que sea más barato). Ojo que cuando están nuevos son bonitos pero cuando los utilices, aunque sea poco, las espumas no serán suficientemente densas ni gruesas y notarás las maderas y metales por debajo de las mismas (en los asientos, apoyabrazos,...)
  • Fundas y tejidos: aquí vas a tener que hacerte dos preguntas: ¿Tienes niños o mascotas? ¿Te gusta cenar en el sofá? Si la respuesta a cualquiera de esas dos cuestiones es «sí», deberías optar por fundas antimanchas, como la tapicería o la loneta hidrofugada. ¡Hay que pensar en todo!

Entonces, ¿cuál es la mejor densidad de espumas para mi sofá?

Ahora que ya sabes qué es la densidad de la espuma de tu sofá y tienes claro cuáles son los fines de cada uno de los tres tipos de densidades que existen, puedes escoger la que mejor se adecúa a tu mueble de salón. Si bien es cierto que la espuma de densidad media de 25 kg/m3 es la más habitual en los sofás de uso diario, no podemos perder de vista la espuma de alta densidad, ya que podría ser un buen aliado en sofás a los que damos mucho trote. En Espuma a medida puedes encontrar las tres densidades al mejor precio, ¡descúbrelas todas!